lunes, 9 de julio de 2007

¿Para que remas?...Si es un velero

Es que confiamos en la razón…:ella nos da satisfacciones,
nos da seguridades, nos da certidumbres…Pensando parece
imposible que quepan comprensiones que no nos sean
provistas por la razón; aunque , bien pensado, en ocasiones
aparece en nosotros la comprensión de que sí hay comprensiones
que no nos son provistas por la razón…y es cuando recurrimos
a explicar, con la razón, que se trata de la intuición.
Intuición que impresiona estar operando sin cesar,
incluso proveyendo a la razón de elementos para su tarea.
Razón e intuición: hemisferios instrumentales
con los que vos y yo nos percatamos: de que estamos vivos y
de cómo lo estamos.
Intuición y razón: hemisferios instrumentales
con los que vos y yo, empujados contra las cuerdas
que circunscriben al ring, nos debatimos
por responder al para qué estamos vivos,
que nos atropella,
como una pregunta( más o menos explícita)
de rigurosa imperatividad.

Poema 2 (frag.) Espacios y silencios. Rubén León Makinistian.




El título “¿Para que remás? Si es un velero…” está inspirado-copiado de una frase del libro “La conspiración de Acuario” de Marilyn Ferguson. En el texto la expresión hace alusión al nuevo paradigma en la educación, que a decir de la autora, deberá procurar “educar al cerebro entero”, un hemisferio derecho "para innovar, para sentir, para imaginar, para prever” y un hemisferio izquierdo “para comprobar, para analizar y para apoyar el nuevo orden de cosas en conceptos y estructuras adecuadas”. “Si tenemos suerte”, dice, “la educación puede encargarse de fomentar un tipo de conciencia de mayor riqueza y fluidez. Nuestras escuelas pueden dejar gradualmente de seguir empeñándose en mover nuestros veleros a fuerza de remos”.
Las siguientes reflexiones, que se encuentran también en “La conspiración de Acuario”, abundan sobre la relación entre razón e intuición:
“El diccionario define la intuición como “percepción rápida de la verdad sin que medie atención o razonamiento consciente”, como “conocimiento brotado del interior”, como “conocimiento o sentimiento instintivo asociado con una visión clara y concentrada”. La palabra deriva, muy adecuadamente del latín intuere “mirar adentro”. No debe extrañarnos que la mente lineal no haga caso de esa forma instantánea de sentir. Después de todo, sus procesos no pueden rastrearse linealmente, por lo que resultan sospechosos. Y provienen de la mitad muda del cerebro, que es fundamentalmente incapaz de hablar. El hemisferio derecho es incapaz de verbalizar lo que sabe; sus símbolos, imágenes o metáforas necesitan ser reconocidos y reformulados por el hemisferio izquierdo, para que su información pueda ser reconocida en su totalidad. Antes de contar con la evidencia de la validez de esa forma de conocimiento demostrada en los laboratorios, y con algún atisbo de los procesos no lineales, le resultaba muy duro a nuestro yo lineal el aceptarlos, y mucho más el confiar en ellos. Hoy sabemos que derivan de un sistema cuya capacidad de almacenamiento , su grado de interconexión y su velocidad humillan los esfuerzos de comprensión de los más brillantes investigadores.
Existe la tendencia a pensar en la intuición como algo separado del intelecto. Con mayor precisión podríamos afirmar que la intuición acompaña al intelecto. Todo cuando alguna vez hemos “imaginado” queda también registrado y es accesible. Esos dominios más amplios de nuestro saber conocen todo lo que sabemos con nuestra conciencia ordinaria –y muchísimo más-. Como sostiene el psicólogo Eugene Gendlin, esa dimensión, a la que solíamos dar el nombre de inconsciente, no es algo infantil, regresivo ni ensoñador, sino que es mucho mas listo que “nosotros”. Si a veces sus mensajes son enmarañados, es culpa del receptor, no del emisor. “


1 comentario:

trisi dijo...

Hola Moni, como ves me dediqué a pasear por tu blog, me encantó el título y me terminó de cerrar con la frasesolbre el inconsciente:Si a veces sus mensajes son enmarañados, es culpa del receptor, no del emisor. “
gracias hermana, estás haciendo un laburo que me hace mucho bien.