lunes, 30 de junio de 2008

Ety-mología


En guaraní, ñeñé significa palabra y también significa alma.
Quien miente la palabra traiciona el alma.
Eduardo Galeano

Un hombre que cultiva su jardín como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
(….)
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.
Jorge Luis Borges


¿De dónde viene el placer que provoca descubrir una etimología?
Consultemos el etimológico: Etimología procede del latin ety-mología ‘origen de una palabra’, y éste del griego etymología ‘sentido verdadero de una palabra’.
En principio parece que llegar al origen de algo no debe ser poca cosa. Origen: del latín origo, derivado de oriri ‘salir (los astros)’.
Acostumbrados como estamos a hablar “a la ligera”, porque de algún modo “mal que bien nos vamos entendiendo”, tomar contacto con ‘el sentido verdadero’ de una palabra, puede ser una experiencia fuerte que nos recuerde que nosotros podemos ir y venir chapuceando, tratando de forzarlas, de estirarlas, de cortarlas, pero que en algún lugar las palabras tienen un “sentido verdadero” y conocerlo puede significar comprobar que después de todo puede que exista un cierto orden.
Jugar con la etimología de las palabras, sobre todo con su origen indoeuropeo, más antiguo que el latín y el griego, nos permite además descubrir que ese orden nos habla no sólo del primer significado de las palabras sino también de la relación que existe entre ellas.
Ver la relación que existe entre unas palabras y otras nos descubre el relato original sobre el mundo.
Conocer por ejemplo que de la palabra “corazón” (del indoeuropeo kerd, del latín cor) derivan coraje, cordialidad, acuerdo, recuerdo, discordancia, nos habla de que el coraje esta originalmente ligado a nuestros aspectos emocionales más que a los racionales, de la misma forma que el recordar o acordar no están concebidos como operaciones llevadas a cabo sólo por el cerebro.
En su conferencia sobre la ceguera, Borges dice que cuando se estudia un idioma nuevo, cada una de las palabras resalta, es como si las palabras fueran talismanes. Todo eso es raro y todo se agradece. "Uno piensa en la belleza, en la fuerza de las palabras". Creo que se puede ensayar esta misma actitud hacia el idioma conocido.
Usar las palabras sin prestar atención a cómo se puede jugar con ellas, devela un andar soporoso por las instancias de nuestras vidas. De hecho, la poesía, la literatura, el chiste, refrescan permanentemente las posibilidades de juego de las palabras, con resultados vitalizadores, que siempre nos sacuden, despertándonos, sacándonos del automatismo. Por ejemplo en el chiste en el que un jardinero le dice a otro: “Charlemos mientras podamos”, nos causa gracia (de gratia ‘capacidad de algo para hacer reír’) la confusión de tipos lógicos provocada por los dos significados posibles de “podamos”, (como podar y como poder) y nos proporciona además la gracia (de gratia ‘don o favor’) de poder procesar una diferencia, o sea de aprender.
Algunas “no sospechadas etimologías” que pueden provocar alguno de estos efectos:
Pelear
: Originariamente agarrarse de los pelos (del latin pilus, ‘pelo’)
Adicto
: “lo no dicho” (del latin addictus, derivado de dicere ‘decir’)
Mirar
: maravillarse, asombrarse (del latín mirari), del indoeuropeo smei-ro-, que hace sonreír.
Pagar
: apaciguar (del latín pacare, ‘poner en paz’)
Adolescente
: que crece (del latín adolecere, ‘crecer’)
Texto, contexto
: derivan de tejer (del latin texere)
"El hombre que ni siquiera espera la muerte" del poema Alguien, de J.L.Borges, ese hombre que “ha aprendido a agradecer las modestas lismosnas de los días, como una no sospechada etimología,(…) un día puede sentir de pronto, al cruzar la calle, una misteriosa felicidad que no viene del lado de la esperanza sino de una antigua inocencia, de su propia raíz o de un dios disperso”. Quizás este sea el premio por tratar de mantenernos despiertos.


Las etimologías citadas fueron extraídas del diccionario: "Breve diccionario etimológico de la lengua castellana de Joan Corominas" y de las notas al pie de los textos de la obra científica de Rubén León Makinistian.