miércoles, 30 de abril de 2008

La esfera de la luna

Tengo buenas y malas noticias para vos:
La belleza es lo que te da felicidad. Indio Solari

Nuestro miedo más profundo no es el de ser inadecuados.
Nuestro miedo más profundo es el de ser poderosos más allá de toda medida. Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que nos asusta. Nelson Mandela.


Lo que se ve de la verdad es su resplandor: la belleza. Alejandro Jodorovsky.





¿Qué es una excusa?. El diccionario de la Real Academia Española dice que "excusa" es: Motivo o pretexto que se invoca para eludir una obligación o disculpar una omisión. Este significado, así como el etimológico de esta palabra, relacionado con acusación de donde deriva excusación y de allí excusa , nos remite a la idea de disculpa, aplicable tanto a un motivo real como a uno simulado. En el habla cotidiana, la palabra excusa se usa con una connotación más cercana a la justificación y se aplica generalmente a los casos en los que el grado de veracidad de los motivos aducidos aparece por lo menos como dudoso. La equiparación entre motivo real y aparente que aparece en las definiciones de diccionario nos permite plantearnos la pregunta: ¿Cuando una excusa no es mentirosa, sirve para exculparnos totalmente por nuestra "falta"?
Supongamos que planeé hacer algo, o me comprometí a hacer algo y no cumplí. Mis motivos para no haberlo hecho pueden tener diferentes grados de justificación, pero lo importante es que no hice lo que dije que iba a hacer. Los grados de justificación tienen que ver con la mayor o menor sinceridad con la que elaboro el relato acerca de mi no cumplimiento, relato destinado a mí o a algún otro con quien me había comprometido. Ya sea para mi fuero íntimo o para los demás, tengo opciones que van desde la mentira más flagrante a la verdad más certificable y sin embargo todas ellas pueden ser consideradas como justificaciones relativas.
Me comprometí, por ejemplo, a concurrir a un encuentro con cualquier fin y no lo hice. Desde el extremo más "mentiroso" al más "justificable" puede haber sucedido que no concurriera sencillamente por no haber tenido ganas y luego alegara una enfermedad para disculparme por la ausencia, hasta el hecho de haber estado realmente enferma y haber alegado la verdad, y en ambos casos se trata de una situación de no cumplimiento de lo acordado. (Entre estos extremos podemos ubicar una amplia gama de inconvenientes dudosamente inevitables como problemas en el tránsito, cuestiones meteorológicas, etc.) No todas las excusas tienen el mismo grado de lesividad para con nuestra propia confianza o para la confianza que pudieran tenernos los demás, pero si lo que pretendemos es extraer de cada experiencia lo que tiene de útil para nuestro crecimiento, el planteo que más material de trabajo puede aportarnos es el análisis del hecho de que existió un incumplimiento y que allí hubo algún grado de elección de nuestra parte.
Un episodio de la Divina Comedia puede servirnos para pensar sobre este tema: cuando Dante llega por fin al Paraíso, ve con sorpresa que está constituido por varias esferas sucesivas tales que las últimas van disminuyendo jerárquicamente respecto de las primeras y van recibiendo el poder que emana desde arriba: "La gloria de aquel que todo mueve penetra el Universo y resplandece en una parte más y en otra menos" dice Dante, y agrega: "Ví claramente entonces cómo el cielo es todo Paraíso pero la gracia del sumo bien no llueve de igual modo". La esfera que está más alejada de Dios, la que menos luz recibe y más lentamente gira es la "esfera de la Luna". La esfera de la Luna forma parte del Paraíso, pero es "la más tarda esfera", es "bienaventurada en el más inferior grado". En esta esfera, Dante conoce a Piccarda, una bella muchacha que le cuenta que se encuentra allí por haber faltado a sus votos. Piccarda relata que en su juventud ingresó en un convento prometiendo seguir el camino de Santa Clara, pero fue raptada del claustro por orden de su hermano y obligada a casarse con un señor despótico y poderoso. No pudo cumplir su promesa porque una fuerza externa superior a ella se lo impidió y sin embargo no accedió a las esferas más altas del cielo. Piccarda explica: "nos ha sido dado este destino, que tan bajo parece, pues quebramos nuestros votos, que en parte fueron vanos".
Seguramente alcanzar el más alto de los cielos no es una motivación cotidiana para nuestros actos, pero este relato puede ser una buena metáfora para tratar la cuestión de las excusas: faltar a nuestros compromisos y luego mentir acerca de nuestros motivos puede llevarnos al Infierno; comprometernos y no cumplir por causas de "fuerza mayor", nos permitiría salvarnos, pero en un cielo apenas "de segunda".
No se si este mundo de distintos grados de infiernos y paraísos existe en algún otro plano, pero me consta que existe aquí, en el ámbito de nuestras relaciones con nosotros y con los que nos rodean. He dado y he recibido excusas mentirosas, me consta la sensación espantosa de sentir que me estan mintiendo y no decir nada y la sensación más desagradable aún de ver la expresión de quien se siente engañado por mí y no lo dice. Situaciones en las que sabemos que nos estamos negando y elegimos disimular y hacer como que nos creemos.
También me constan momentos de paraísos de máxima sinceridad, en los que ni yo ni los otros nos sentimos perfectos, quizás ni siquiera nos sentimos haciendo lo correcto, pero elegimos mostrarnos como estamos siendo, "autodenunciarnos" en nuestro verdadero estado y aceptar lo que nos está pasando. A esos paraísos aspiro aunque no puedan darse frecuentemente.
Podemos elegir creer que nuestros incumplimientos están justificados por motivos de peso, pero a partir del desarrollo de los nuevos paradigmas de concepción del mundo, que nos llevan a concebirnos como administradores de nuestros recursos internos y externos, se relativiza la posibilidad de vernos, como dice Marilyn Ferguson en La Conspiración de Acuario, "como víctimas o como peones". Cada vez nos resulta más difícil considerarnos limitados por condiciones o condicionamientos, y considerar como venido de afuera a aquello que nos sucede y que impide que hagamos lo que prometimos . No se trata de juzgar nuestras conductas para "clavarnos puñales", sino de observarnos para conocer algo más sobre nuestras necesidades e intereses, los patrones que nos "formatean" y las formas de funcionamiento de nuestro sistema de creencias, con la consiguiente posibilidad de ampliar nuestra visión.
Puede que, en lugar del alivio transitorio que puede proporcionarnos una autodisculpa que sospechamos inmerecida, esta alternativa nos ofrezca como premio la posibilidad de ir acercándonos a la "belleza que nos da felicidad" o "la luz que nos permita ser poderosos sin asustarnos" o, en suma, de caminar hacia las esferas más altas.


Aire y luz y tiempo y espacio

Charles Bukowsky

ya sabes, la familia, el trabajo,
siempre ha habido algo
en mi camino
pero ahora
he vendido mi casa, he encontrado este
sitio, un estudio grande, tienes que ver que espacio y
qué luz.
por primera vez en mi vida voy a tener un sitio y tiempo para
crear.

no, nene, si vas a crear
crearás aunque trabajes
16 horas diarias en una mina de carbón
o
crearás en un cuarto pequeño con 3 niños
mientras que no cobras más que
el paro.
crearás como parte de tu mente y de tu
cuerpo
destrozados.
crearás ciego
mutilado
demente,
crearás con un gato subiéndote por la espalda mientras
la ciudad entera se estremece ante un terremoto, un bombardeo,
una inundación, un incendio.

nene, aire y luz y tiempo y espacio
no tienen nada que ver con la creación y no crean nada
más que, quizás, una vida mas larga para
encontrar nuevas
excusas para no hacerlo.