martes, 3 de julio de 2007

¿En que consiste ser bueno?

Ocurre que a mí me es frecuente
tener que pasar por experiencias como ésta,
en la que nos relacionamos dos,
uno que pide consuelo y otro que trata de ayudar,
y a mí, que soy el que por lo general
pide consuelo, nunca me ha sido de demasiado valor
el que me consolasen.
Poema 3
Espacios y Silencios. Rubén Makinistian
Solemos pensar en la bondad como una virtud y creer que existe una cierta clase de personas, que poseen esta virtud, a las que podemos llamar buenas. Las personas "buenas", entonces , serían aquellas que detentan cualidades tales como la nobleza, la mansedumbre, la inofensividad, la tolerancia. Sin embargo , a muchos de nosotros nos constará que habiéndonos comportado con la intención de ser buenos, tratando de ejercer esas cualidades, en algunas ocasiones, hemos logrado efectos muy diferentes a los deseados, lo que puede habernos llevado a sacar conclusiones tales como: "es inútil, no se puede ser bueno" o "yo seguiré siendo bueno aunque los demás no sepan valorarlo".
Reflexionando acerca de mis fracasos en la intención de ser buena, encuentro que me molesta interactuar con otros mostrando conductas que pueden hacerme aparecer como áspera, severa o poco amistosa. En las ocasiones en las que no muestro mi disconformidad o disgusto, no lo hago como una actitud de cuidado hacia los otros, sino para evitar comportarme de forma poco elegante o graciosa. Mostrarme mortificada, necesitada, contar acerca de mi malestar: pedir, me lleva a perder la gracia.
Y , ¿qué pierdo cuando pierdo la gracia? Creo que pierdo la ilusión de poseer, como si fuera un capital, una cierta cantidad de reconocimiento que, en algún momento, podría resultarme útil. Relacionando poseer con poder (de poli: amo, dueño), puedo observar que paradójicamente, lo que esta acumulación podría aportarme, es cierta facultad para manipular los resultados de nuevos encuentros, para así seguir sosteniendo una imagen de elegancia. Este poder acumulado en el ejercicio repetido de conductas regaladoras, entonces , me resultaría útil para esconderme. Así, el hecho de demostrar una actitud complaciente para caer en gracia, estaría más relacionado con la disimulación de mi estar necesitada que con una actitud que, mostrando mi necesidad eventualmente resulte en asistencia o ayuda.
Me pregunto si el hecho de reconocer mi necesidad y expresarla, dejando de lado la ilusión de poder manipular el resultado de los encuentros, reconociendo al otro y dándole la posibilidad de suministrarme aquello que me permite sentirme asistida, no sería más generador de bondad que mi actitud de disimulación. Si el resultado de este intercambio fuera bienhechor, el rédito no sería atribuido a ninguna de las partes, ya que quien pide ayuda se reconoce necesitado y quien la suministra suele restablecer el equilibrio.
Podría pensarse entonces que quizás la bondad no sea , o no sea solamente, una virtud o una cualidad que puede ser ejercida, y que ser bueno podría consistir más en contribuir a la calidad de la interacción, al surgimiento de un clima comunicacional satisfactorio, que en sostener un cierto tipo de conductas (aplicables a cualquier circunstancia), consideradas como las propias de un ser humano virtuoso.

1 comentario:

ramiro dijo...

Monica :
Este es uno de mis artìculos preferidos . Gracias por subirlo y crear este espacio para compartirlo . Con la esperanza de que razonemos menos y juguemos màs , te mando un beso grande y mi agradecimiento