sábado, 4 de agosto de 2007

¿De qué hablamos cuando hablamos de comunicación? I

Me enredas con tu pañuelo
te enredo con mi silencio
Zamba y acuarela
Raly Barrionuevo




La palabra comunicación circula en los ámbitos mas variados, usada con distintos significados. Relacionada con la tecnología: medios masivos, celulares, Internet; referida a las relaciones interpersonales: la comunicación en la familia, en la pareja, en la empresa, etc. Solemos calificarla de buena o mala, mucha , poca o inexistente, considerando que comunicarnos es algo que podemos hacer, o no.
Desde el punto de vista de la disciplina llamada “Comunicación humana”, no hay nada que hagamos cuando estamos con otras personas que no sea comunicación. Como mamíferos que somos, cuando estamos acompañados, nos preocupa sobre todo: qué está pasando allí. Y el qué esta pasando tiene que ver con: ¿Me siento cómodo o amenazado? ¿Me siento aceptado o rechazado? ¿Me puedo confiar o tengo que cuidarme? Ya sea que estemos hablando “pavadas” para entretenernos o intercambiando discursos de una avanzada complejidad, la forma en que nos sintamos en términos de placer, comodidad, confianza, tendrá que ver con algo que estemos construyendo en conjunto con nuestro interlocutor, sin saber muy bien cuánto de qué pone cada uno, y ese algo está hecho bastante más de señales no verbales, miradas, distancias, tonos de voz , que de las palabras que estemos usando. Esta corroboración que hacemos se actualiza permanentemente: ¿y ahora que pasa? ¿y ahora? ¿continúa el buen clima? ¿cambió algo?. Es muy probable que no nos hagamos estas preguntas en forma explícita, pero si ponemos atención, podemos registrar señales físicas, instaladas en el cuerpo, que se corresponden con las señales que recibimos. Cuando nos encontramos con otra persona, pasan muchas cosas de forma vertiginosa, se cruzan miradas, palabras, sonidos, olores, otorgamos rápidamente significado a lo que nos decimos, respondemos con emisiones que están condicionadas por el clima que creamos entre los dos, por la historia que tenemos en conjunto, por el contexto en que estamos, y todo esto en una forma rápida y compleja. Pero por más complicado que esto parezca, en realidad entre nosotros sólo pueden pasar dos cosas: que peleemos , o que no peleemos. Desde el punto de vista de la Comunicación Humana, la mayor parte de las veces en que las personas se encuentran “luchan por la definición de la relación”. Las peleas no siempre se manifiestan con gritos e insultos, peleamos cuando exponemos nuestro punto de vista sólo para que sea aceptado, cuando nos olvidamos que el otro es “otro” y lo consideramos un instrumento para nuestro propio beneficio, cuando ocultamos nuestras verdaderas intenciones para sacar ventaja, cuando tratamos de “solucionarle la vida” a alguien aún en contra de su voluntad, cuando tratamos de convencerlo de algo, aunque sea amablemente. Decíamos que también podemos no pelear. Sucede cuando explicitamos nuestros deseos e intenciones, aunque no estemos de acuerdo con el otro, cuando nos escuchamos prestando atención, cuando no tratamos de imponernos.
Si la pelea no nos molesta, la cuestión es sencilla, porque la mayor parte de los encuentros que protagonizamos tienen grandes posibilidades de deslizarse hacia alguna de las múltiples formas de “lucha” que hemos sabido desarrollar.
Si en cambio preferimos estar la mayor parte del tiempo en climas de no-lucha, en un tipo de intercambio que también puede llamarse “juego”, “coexistencia en libertad”, “compañerismo” , puede ser que nos sea de alguna utilidad conocer algunas de las descripciones que los científicos que estudiaron el tema, hicieron acerca de este fenómeno. Con estos elementos podemos empezar a observarnos y tratar de ver, en principio, qué tiene que ver lo que nosotros hacemos con lo que nos sucede. ¿Es mucho trabajo? Si, es mucho trabajo….

No hay comentarios: